Cuando pienso en el hospital antiguo en el que he trabajado durante tantos años, no puedo evitar sentir una profunda nostalgia. Como enfermera, he sido testigo de innumerables historias que han dejado huella en ese lugar: el sufrimiento, las esperanzas, los adioses, las tiernas sonrisas… Ahora, con el traslado a un nuevo edificio, más moderno y funcional, el antiguo hospital se va quedando en silencio, y en ese silencio es donde surge la pregunta inevitable: ¿quién o qué se quedará allí?

En los turnos nocturnos, en medio de la madrugada, algún compañero sintió presencias inexplicables en los pasillos vacíos. Las presencias paranormales en los hospitales no son solo leyendas, trabajadores de centros sanitarios de todo el mundo lo cuentan como parte de su rutina, casi como si lo sobrenatural fuera un acompañante silencioso, sobre todo en esos largos turnos de madrugada, cuando el silencio parece volverse pesado y tangible.

Ahora que estamos en pleno proceso de mudanza, no puedo evitar pensar que ese edificio, cargado de memorias, podría guardar algo más que las historias de los pacientes y las del personal. Las experiencias paranormales en hospitales antiguos suelen comenzar justo cuando estos edificios quedan vacíos, cuando el bullicio de la vida diaria se detiene y algo más parece tomar su lugar. ¿Y si fueran espíritus abandonados, atrapados entre lo que fue y lo que nunca se resolvió?

El traslado al nuevo hospital trae consigo una mezcla de emoción y melancolía. En esta época de Halloween, donde lo sobrenatural se convierte en cotidiano, siento que esta es una oportunidad perfecta para compartir estos relatos de fantasmas en hospitales. Quizás algunos de mis colegas sientan lo mismo. Tal vez, lo que hemos sentido durante tantos años en esas salas, no era solo nuestra imaginación.

Con la inminente demolición de gran parte del edificio, me pregunto: ¿Quién sabe qué misterios quedarán ocultos? ¿Se liberarán las energías o vagarán sin rumbo entre los escombros? Quizás, al derrumbar sus muros, también se rompan los lazos invisibles que conectaron a esos espíritus con este lugar. Lo que es seguro es que, cuando caigan los últimos ladrillos, los ecos del pasado resonarán, guardando secretos que, tal vez, nunca lleguemos a entender por completo.

Mientras la ciencia avanza y los edificios son cada vez más tecnológicos, los fenómenos inexplicables seguirán siendo parte de la magia y el misterio que envuelve a los lugares, donde la vida y la muerte conviven a diario. Y quizás, solo quizás, esas presencias, que tantos de nosotros hemos sentido, seguirán habitando esos pasillos, mucho después de que hayamos partido.